miércoles, 27 de mayo de 2020

La aventura equinoccial de Lope de Aguirre


Otro despertar, este no tan metafísico. Naturalmente, no a la realidad o a la vida. Porque la vida para un joven como el que fui yo no tiene nada que ver con una expedición por el Amazonas buscando el Dorado, que acaba como el rosario de la aurora. Lo malo (o lo bueno) de las iluminaciones en la juventud es que no son «esto es lo que estaba esperando» sino que son caídas del caballo dolorosas a lo San Pablo. Un «esto no me lo esperaba». Lo que no me esperaba era la condición humana. Y sobre todo, el miedo, las dos direcciones del miedo. Cuando está del lado de la autoridad y la osadía, no conoce freno y maneja las situaciones a su antojo. Y cuando está del otro lado, no sabe, no puede parar el abuso. Sí, ya sé que, aunque basada en hechos reales, es una novela. Pero también aprendí leyendo este libro que aunque las cosas no hubieran sido así, basta con que podrían haberlo sido.