Consejos que encontramos normalmente en los decálogos para
redactar bien que NO se deben seguir.
No se puede repetir.
Pues todo lo contrario, ponerse a dar vueltas por el texto para no repetir una
palabra es un triste viaje. El uso de
sinónimos desorienta al lector, decía Borges. Más contundente era Juan Ramón
Jiménez: «Una palabra puede repetirse, hablando o escribiendo, tantas veces
como haga falta. Repetición de palabra justa no es defecto ni miseria. (Las
variantes están todas, y para todos, en el diccionario.)»
No usar adverbios
acabados en mente. Acabáramos. Resulta que una de las pocas posibilidades
que tiene el español para formar palabras es esta. Y nos la quieren quitar.
Brevedad y concisión.
Yo diría: cuidado con el lenguaje telegráfico.
Usar frases cortas.
Ya. A la tercera nos aburriremos como ostras y dejaremos tu texto en el asiento
del autobús.
Procura no usar
oraciones subordinadas. Esta suele ir al hilo de la anterior. ¿De verdad
alguien da este consejo en serio?
No usar gerundios. Sumada
a la de los adverbios es mente, creo que es una campaña contra la n +
consonante. La excusa que se suele dar es que hay muchos usos incorrectos del
gerundio. Pues venga, no usemos palabras con «b» no sea que las pongamos con «v».
Abstente de la voz
pasiva. Se suele recomendar el uso de la pasiva refleja. Este consejo
formulado de la manera: «No debe abusarse de la voz pasiva», no estaría mal. Se
suele decir que la pasiva está en desuso en español. No lo estará tanto cuando
a los redactores se les viene primero al papel y tienen luego que corregirla.
Sujeto, verbo y
predicado. ¿Esto qué es? ¿un consejo para aprender inglés o para
redactar en español? Eliminemos, pues, los absurdos comienzos de novelas tales
como «En un lugar de la Mancha»; «El día en que lo iban a matar»; «Desde la
puerta de La Crónica Santiago mira la
avenida Tacna, sin amor».
De momento, fin.
José Manuel Benot